Del Château de Selle a By Ott

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Cuatro generaciones han pasado hasta llegar al momento actual. Cuatro generaciones han trabajado de forma disciplinada para obtener los resultados deseados. Cuatro generaciones que han hecho de estas bodegas un referente no sólo de la Provence, sino del mundo. Cuatro generaciones que han apostado, prioritariamente, por los vinos rosados y que los han posicionado entre los mejores del mundo. Bienvenidos a Domaines Ott.

Imagen de Clos Mireille

A finales del siglo XIX, Marcel Ott, un joven ingeniero agrónomo de origen alsaciano, después de haber recorrido múltiples zonas en Francia para encontrar un enclave en el que empezar a hacer vino, quedó impresionado por unos terrenos muy cercanos a la orilla del Mediterráneo. Intuyó que las especiales condiciones que se daban en aquel entorno podrían dar lugar a vinos especiales, diferentes,… Y allí se instaló para poder explotar el viñedo. Era la primera generación.

No se libró la Provence de ver pasar la filoxera por los viñedos, y seguramente, fruto de la precipitación por querer volver a producir vino, se plantaron muy rápidamente nuevas cepas sin grandes miramientos, pero Marcel Ott, quien tenía entre ceja y ceja producir vinos en esa región, plantó de nuevo cepas nobles en todas sus fincas con el objetivo de producir esos grandes vinos que él intuía que podrían dar esas tierras mediterráneas.

Chateau de Selle La siguiente generación, la de René Ott, hijo de Marcel, se incorporó también al negocio del vino, y ya en el siglo XX, sobre los años 30, pensó en que los vinos que elaboraba su familia tenían que tener alguna característica que les diferenciase del resto y les diera un status de calidad. En aquella época los vinos, en un porcentaje muy alto, se vendían en toneles, lo cual repercutía en que se servían en la mesa en jarras, sin saber quién era el productor del vino. De ahí surgió la idea de crear una botella, diferente de otras que pudieran existir, y cuyo diseño ha llegado hasta nuestros días. La forma de la botella de los vinos de Domaines Ott, que recuerda en cierta forma la redondez de las tinajas y la elegancia de las ánforas, se mantiene a día de hoy como seña identitaria de las bodegas del grupo.

A lo largo de estas cuatro generaciones, la familia ha ido comprando diferentes fincas. En 1912, Marcel Ott adquiere Château de Selle Cru Classé. En 1936, cerca de Brégançon, frente al Mediterráneo, adquiere Le Clos Mireille Cru Classé. Y en el año 56, la familia adquiere la finca del Château Romassan en Bandol. Todas las fincas se encuentran relativamente cerca la una de la otra, y todos los viñedos están, ineludiblemente, influenciados en mayor o menor medida, por el Mar Mediterráneo.

Viñedos en el Chateau Romassan La familia Ott se ha caracterizado siempre por respetar la naturaleza y por ser rigurosos a la hora de trabajar los viñedos. De esta forma han llegado a día de hoy siendo uno de los referentes en la elaboración de vinos rosados, muy valorados a lo largo y ancho del planeta, a pesar de, o precisamente por su pequeña producción y exclusividad.

En el año 2004, este grupo de bodegas se une a Champagne Louis Roederer, formando con ellos un “dúo dinámico” importantísimo dentro del sector vitivinícola. La fuerza de ambas bodegas hacen que se complementen y aprovechando la red de distribución de Louis Roederer, Ott se ha convertido en el referente mundial del “rosado de la Provenza”, no solo ya en las terrazas de Cannes o Montecarlo, sinó también en los Hamptons de Nueva York o en las azoteas de Singapur.

Jean-François Ott (derecha) y Christian Ott (izquierda) Para democratizar este fenómeno sin perder ni un ápice de su calidad, y tampoco cambiar su forma de trabajar, la familia Ott ha adquirido en los últimos años unas 70 ha. de viñedos de la Provence que dan unas uvas de altísima calidad. El resultado ha sido la última creación de la bodega, un nuevo vino llamado By Ott  producido con uvas propias pero sin estar atado al nombre de sus tres prestigiosos chateaux. La obsesión por la excelencia de la familia Ott, la innovación, el rigor y disciplina que se han aplicado a la hora de elaborar este vino, han despertado admiración entre los críticos y profesionales del sector. Para ejemplo un botón:  Domaines Ott ha sido considerado por The Wall Street Journal como “el Gold Standard of Rosé”.

Estamos seguros que la actual generación, la cuarta, liderada por Christian Ott y Jean-François Ott (primos), que dirigen las bodegas desde el año 2009, sabrán transmitir a las siguientes generaciones todos los valores y esfuerzo que se necesitan para que el trabajo realizado se reconozca allá donde se disfrute de cada uno de los vinos que elaboran en Domaines Ott.

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