Los sonidos del Ribeiro. Un vino con mucho ritmo

| |  Comentarios

Ritmo de gran cadencia interpretado por pequeños bodegueros que han aprendido a componer e interpretar partituras enológicas modernas, con muy buena armonía y al gusto de todos. Esta hermosa comarca orensana camina con paso seguro, apoyada en la especial belleza de su paisaje.

Ribeiro

Las notas blancas las bordan, y los sostenidos, las teclas negras del piano, en este caso los vinos tintos, se van interpretando cada día mejor, consiguiendo melodías de buen calado y delicada interpretación. Esta orquesta del Ribeiro brilla por sus notas blancas sin lugar a dudas. Son notas envolventes, transparentes, doradas y afinadas que consiguen que el auditorio consumidor se sienta feliz de haberle conocido; a él al Ribeiro de nuevo cuño.

Adega PousadoiroAdega PousadoiroAunque en honor de la verdad, la mayoría de este respetable auditorio ya conocían al Ribeiro desde hace años, pues se lo habían encontrado en cientos de barras de cientos de bares gallegos y madrileños. Pero no le recuerdan como tal pues iba vestido de gruesa loza y no resultaba muy brillante. Aquella rural orquesta del Ribeiro de los 60, 70 y 80 no destacaba por su armonía ni equilibrio precisamente. Sus interpretaciones eran turbias y de corte casi tabernario, con una patente acidez capaz de poner los pelos de punta al mejor pulpo de Carballiño, o por lo menos, a la pulpeira que lo preparaba.

Adega PousadoiroAdega PousadoiroFelizmente el vino de Ribeiro de finales del XX y del siglo XXI ha dado un gran golpe de batuta. Las partituras en muchos casos siguen siendo las mismas, los escenarios también… esos bellos viñedos escalonados como gradas de anfiteatros, mirando hacia el río -siempre hay un río en Ribeiro- pero los músicos e instrumentos se han afinado cada vez mejor y los directores de orquesta son profesionales de talla que manejan la batuta con conocimiento y buen ritmo.

Como les decía, y siguiendo con parodias musicales, la sinfónica del Ribeiro actual se compone de muchas pequeñas orquestas que van ganando fama en los mejores escenarios de todo el territorio nacional y consiguiendo también buenos contratos allende nuestras fronteras.

En Selectus Wines hemos tenido la ocasión recientemente de asistir a varios conciertos en su propio terreno y hemos comprobado la armonía y el ritmo que marca este Ribeiro del siglo XXI. Teniendo en cuenta que su historia está muy ligada a la de los monjes del Cister y a sus bellos monasterios, el Ribeiro actual muestra una armonía en la que podemos encontrar notas de cadencia moderna, vibrantes y rítmicas como del mejor jazz combinadas con la profundidad coral del gregoriano. Una feliz y armoniosa combinación que dejó atrás su incómodo vestido de gruesa loza blanca, la taza en la que se servía, adoptando la copa de fino cristal que permite desfrutar de su brillantez y transparencia.

Rios y monjes

Adegas NairoaAdegas NairoaEl Ribeiro históricamente ha nacido entre enormes piedras de monasterios y pequeños cantos rodados de los ríos que demarcan su territorio. Miño, Avia y Arnoia. El monumental monasterio de San Clodio, hoy  totalmente restaurado y convertido en hotel, tiene mucho que decir. Los monjes benedictinos, posteriormente convertidos a la orden del Cister, se establecieron en este  espléndido paraje y pusieron la primera piedra de este otro edificio, menos gótico y más conceptual,  que es el que conforma el Ribeiro actual. Durante los siglos XI, XII y XIII fueron los dueños y señores de los valles del Avia, que fluye prácticamente a sus pies, y del Miño que lo hace a tiro de piedra.  Ellos plantaban, cultivaban, contrataban con terratenientes cercanos, establecían  prioratos y convirtieron San Clodio en una especie de sede social gótica de lo que podríamos considerar un consejo regulador medieval, salvando las distancias.

Aquellos años coincidieron con los del gran “boom” del Camino de Santiago y ellos, que estaban justo en medio del mismo, supieron aprovechar la situación y pusieron aquel Ribeiro de moda. Claro está que poco tendría que ver con el Ribeiro actual, más allá del paisaje que ambos comparten, por cierto, bendecido por la madre naturaleza, que la ha dotado de una riqueza de caudales fluviales y aguas termales fuera de lo común. Un bello paisaje líquido, que se incrementa con la fluidez amarilla pajizo del Ribeiro. Casi tres mil hectáreas de viñedos se reparten en pequeñas parcelas, a veces de tamaño inverosímil, por estos parajes de la Galicia bella y profunda.

Casal de AmanCasal de AmanEl Ribeiro de aquellos años de eclosión jacobea fue un vino de gran predicamento nacional e internacional, pues aquel fluir de peregrinos llegados de todo el mundo, contribuyó a su marketing y conocimiento. Tanto es así que muchos comerciantes judíos se establecieron en la vecina Ribadavia y crearon unas líneas de exportación totalmente revolucionarias para la época. Léase, aprovecharon sus contactos con la Europa del Norte para venderles este vino gallego. Y debió de ser un buen negocio pues la comunidad hebrea que pobló Ribadavia debió ser de gran predicamento. Testigo de ello es su excepcional barrio judío, uno de las más interesantes y mejor conservados de toda España.

Los hebreos dejaron muchos recuerdos en esta ciudad, algunos de ellos interpretados en deliciosos dulces como los ghorayebah o los kijelej de mon, que se elaboran artesanalmente en la Tafona de Herminia, en la misma ciudad. Como ven la religión ha tenido mucho que ver con el nacimiento del Ribeiro, pero también tuvo su parte negativa. Años más tarde, a finales del XVI, el obispo -católico, apostólico y romano- de la ciudad de Tui, impidió a los comerciantes ingleses, verdaderos olfateadores de negocios vinícolas que habían puesto sus ojos en los vinos de esta comarca orensana, que desarrollaran sus negocios. No quería anglicanos por estas tierras. Así pues, se fueron a  Portugal, a poner las primeras piedras de lo que años más tarde se convirtió en el famoso Oporto.

Cambio de uvas

Coto de GomarizCoto de GomarizComo ven, los ingleses no pudieron establecerse por cuestiones religiosas pero dos siglos más tarde, desgraciadamente y por cuestiones naturales, se establecieron las plagas de mildium, oídium y filoxera que diezmaron los viñedos autóctonos, aquellos que trajeron monjes, peregrinos y demás. Los viñedos arrasados por las enfermedades se fueron sustituyendo con plantas mucho más resistentes a las mismas, pero mucho menos finas, digamos que más fuertes pero más vulgares.

Fueron  los años peores del Ribeiro, los años en que la emigración sustituyó a la vinificación. Y curiosidades de la vida, la cepa llamada palomino, que es la que da vida a los excelentes vinos de Jerez, creados por los ingleses, invadieron estos parajes. Es más, aquí se llama jerez. Si funciona muy bien  para el sherry  es gracias a su complicado sistema de crianza, que nada tiene que ver con el habitual del Ribeiro. En estas tierras y para sus formas seculares de hacer vino, la jerez/palomino representó una solución para elaborar grandes cantidades, pero sinceramente no daba calidad, ni aroma, ni finura. Fueron los años de la tosca taza de loza blanca y de los vinos turbios, aquellos de los que hablábamos al comienzo.  (Será casualidad pero parece una venganza de la pérfida Albión).

Coto de GomarizCoto de GomarizEl renacer del Ribeiro que felizmente estamos viviendo, está muy ligado a volver a las cepas de antes, a la gran dama blanca de la zona, la llamada treixadura y a la de sus hermanas lado, loureira, torrontés, albariño en detrimento de la jerez o palomino que sigue estando muy presente, pero en cantidades considerablemente inferiores. Poco a poco las variedades autóctonas van ganando terreno, auspiciadas por los buenos criterios y conocimientos de los bodegueros y técnicos del Consejo Regulador de la D.O. Ribeiro. Sin duda, una gran labor que está produciendo sus frutos en forma de vinos delicados, aromáticos, complejos, elegantes.

De las 3.000 hectáreas de viñedo que ampara la D.O. Ribeiro no llegan al 40% las que se han replantado con variedades autóctonas. Si consideramos que hay censados unos 6.000 viticultores vemos claramente que a cada viticultor le correspondería media hectárea. Detalle que puede propiciar elegantes vinos de poca producción y cuidado diseño, como si de una borgoña atlántica se tratara, en el mejor de los casos, o pueden dar lugar a complicadas herencias, lo que dificulta enormemente la posibilidad de comprar viñedo en estas tierras, incluso siendo de la familia. O asimismo obstaculiza el acuerdo entre todos para sustituir el viñedo por variedades autóctonas.

Blanca y radiante treixadura

Paz Ivison con Xose Luis Sebio de Coto de GomarizPaz Ivison con Xose Luis Sebio de Coto de GomarizDe todas ellas, la treixadura, es la más solicitada y la que lidera las nuevas plantaciones. Es una variedad de racimo pequeño y granos apretados que cuando madura adquiere unos tonos dorados violáceos muy particulares. Sus vinos tienen gran estructura en boca y con muchos aromas florales y también frutales. Con ella se ha recuperado también un vino de gran interés y calidad, el Tostado de Ribeiro, acogido a la D.O. de excelente presente y gran futuro. Se elabora con los mejores racimos de treixadura, sanos y maduros, que se cuelgan en locales de pasificación natural, de tres a cinco meses. Un vino con una acidez y dulzura perfectamente compensadas, realmente delicioso.

Históricamente sólo lo podían elaborar las casas principales para las fiestas importantes. La godello, con su magnífica acidez y potencia sápida claramente enmarcada en la manzana verde, también de racimo pequeño y compacto.  La torrontés –que no es la argentina que lleva el mismo nombre- con su frescura y acidez que dan larga vida al vino. La loureira  que como su nombre indica tiene un intenso y complejo recuerdo al aroma del laurel.

Eduardo PeñaEduardo PeñaEn estas tierras de la Orense profunda se alcanzan temperaturas muy altas en verano, que compiten y comparten las máximas sevillanas en bastantes ocasiones. Los cuarenta grados no son frecuentes, felizmente, pero  tampoco desconocidos. Este calor lógicamente influye en la maduración de todas las uvas, y entre ellas la albariño, que habida cuenta de esos calores, se expresa de una manera diferente que en la vecina Rías Baixas, con fuertes connotaciones florales, y muy buena graduación alcohólica y acidez.

Buena prueba de esta maduración tan especial del albariño en tierras de Ribeiro la encontramos en la bodega Coto de Gomariz, en pleno valle del Avia, muy cerca del Monasterio de San Clodio. Sus propietarios son jóvenes inquietos y abiertos a los nuevos cultivos, muy comprometidos con el paisaje y con la viticultura orgánica y sostenible. Su vino de mayor porcentaje de albariño, el Gomariz X 10, ocho meses de crianza en depósito, es una verdadera joya de madurez frutal y armonía mineral…. Salvaxe 2011  es uno de sus blancos de meditación, elaborado con cepas de 90 años  y siguiendo las leyes de la biodinámica. Asimismo han apostado también por los grandes tintos, por el escaso y original Seica 2011, del que sólo han elaborado 666 botellas. Uvas tintas autóctonas como souson, garnacha, la vecina portuguesa touriga nacional.

A escasos kilómetros nos encontraos con la bodega Casal de Armán, que también es un restaurante y un hotel con encanto, situado en un lugar delicioso. 20 hectáreas alrededor de un magnífico pazo rehabilitado en las laderas del Avia. Esta zona del Avia siempre fue muy reputada por ser la que más saltos térmicos tiene entre el día y la noche, detalle que beneficia la maduración de las uvas. Propiedad de los hermanos González Vázquez que entre todos se ocupan de elaborar y dirigir tanto la bodega como el hotel. Allí nos encontramos con una novedad en este mundo del coupage. Han sacado al mercado un nuevo monovarietal de treixadura, Arman Finca Os Loureiros 2010, fermentado en roble francés de 500 litros  y con seis meses de crianza con sus lías, interesante, original y escaso, sólo dos mil botellas, y con mucha vida por delante. También llevan años apostando por los tintos de variedades autóctonas como su Casal de Armán 2010 donde encontramos las notas de flor moradas típicas de la brancella , en compañía de sus hermanas souson y caíño.

Del Avia al Arnoia

En el valle del Avia, en tierras muy vinculadas al Monasterio de San Clodio, una diminuta bodega, realmente diminuta, Adegas Valdavia con escasas y buenas elaboraciones en tintos y en blanco, y sólo dos hectáreas de viñedo y 3 barricas para los tintos y 1 para los blancos. Su marca Cuñas Davia en el mercado desde el año 2006, aromáticos modernos y de rompedor diseño de botella.

Adega Eduardo PeñaAdega Eduardo PeñaDejamos al Avia, aunque nunca deja de estar presente, vislumbramos un momento el poderoso Miño y nos vamos a un bucólico lugar, justo a orillas del Arnoia, que ya sale a nuestro paso. Una bodega tan al borde de sus aguas que nos hace controlar el equilibrio. Su nombre Bodegas Nairoa, y aunque el edificio siempre fue bodega, se mantuvo prácticamente  abandonada hasta que una nueva propiedad se ha hecho cargo de todo y camina con muy buen ritmo dirigida por la batuta de Guillermo Díez Iglesias. Su marca estrella Val de Nairoa, coupage de treixadura, albariño, loureira y lado. Comprobamos el potencial de conservación en botella que tienen estos blancos gallegos en una especie de pequeña vertical -llevan poco tiempo- de las cosechas 2009, 2010 y 2011.

Y siguiendo la corriente casi, llegamos al Miño, a la segunda gran cooperativa de la zona del Ribeiro, que controla una gran cantidad de pequeñas  parcelas de viñedos, de diferentes socios cooperativistas, todas prácticamente encaramadas por escarpadas laderas que miran al Miño. Edificio moderno, tecnología punta, nombre Terra do Castelo. Han apostado por los monovarietales  y su Terra do Castelo Godello fue el primero que se elaboró en el Ribeiro, más dado a mezclas de diferentes uvas. También, faltaría más, un varietal 100% de uva treixadura, como mandan los cánones.

Pazo CasanovaPazo CasanovaTambién miran al Miño, muchas de las hectáreas que controla Argimiro Levoso, Tito para todos, en la cercana cooperativa de Ribadavia, Vitivinícola del Ribeiro, la primera que se instaló y sin lugar a duda la bodega mayor de la D.O. Ribeiro, elaboradora, muy bien por cierto, de grandes volúmenes y de vinos de mayor calado como su gama Colección Costeira. La buena, casi milagrosa, gestión de Tito Levoso, consigue poner de acuerdo a cientos de cooperativistas, tema que no debe ser fácil.

Frente al poderoso miño

El poderoso Miño fue “apresado” cerca de Rivadavia, y sus aguas se convirtieron en un poderoso y gran lago, que propicia todo tipo de deportes y navegaciones. Cara a este entorno privilegiado se alza la nueva bodega de Eduardo Peña, inquieto y conocido empresario de hostelería y gran amante y propulsor del jazz –ya les decía que este vino tiene mucho ritmo- desde cuya terraza casi transparente, de vértigo, se observa un paisaje espectacular. Hecho que unido a la calidad y modernidad de sus vinos Eduardo Peña y María Andrea, con sólo unos poquísimos años de vida de marca y de viñedo han conseguido convertirse en un referente de alta calidad, convierten a esta bodega en parada obligatoria.

Muy cerca, casi tocando las aguas de esta playa del Miño, Adega Pousadorio, diminuta, como de juguete, prácticamente una casa. Un colheieiro de pequeña producción y de vinos muy interesantes con marca homónima.

Adega San Roque, Terra do CasteloAdega San Roque - Terra do CasteloY en un paraje tan literario como su nombre Pazo Casanova, con viñedos rodeados por una muralla del siglo XVIII, pazo y hórreo incluidos, un lugar realmente idílico, nos recibe Carlos de la Peña, el propietario actual de esta bodega que acaba de conseguir el premio Ribeiro 2012. Una ladera mágica orientada a poniente y situada en la cota más alta de la D.O. a unos 250 metros de altitud. Vinos con mucha clase, asesorados por José Hidalgo, enólogo de relumbrón. 10 hectáreas propias divididas en tres parcelas. Casanova y Casanova Máxima sus dos únicos vinos, siempre blancos. Espléndido el Casanova Máxima 2010, treixadura y godello, casi a partes iguales. Cinco meses en depósito con sus lías y tres meses mínimo de crianza en botella en bodega antes de salir al mercado. En este bellísimo paraje se supera a sí mismo. Un placer.

Menos bucólica, por encontrarse en terrenos semi urbanos, casi en pleno corazón de Beade, también con el Miño cercano, la bodega de Manuel Formigo, con su hormiga emblemática presidiendo etiquetas y cajas y sus escasos viñedos rodeando la casa como si fuera su jardín. La bodega obedece al más puro estilo garaje. Una planta baja de una casa familiar en la que el joven Manuel Formigo, enólogo de profesión, muestra orgulloso su tostado de treixadura, y su Teira X 2010 elaborado con treixadura de más de 30 años, albariño, loureira y albillo, una variedad poco común en la zona, muy antigua, de la que se enorgullece de ser uno de los pocos que la mantiene en cultivo.

Enoturismo y gran pantalla

Finca Teira de Manuel FormigoFinca Teira de Manuel FormigoEl desarrollo del turismo enológico por la D.O. Ribeiro tiene cada día más adeptos. Son muchas las bodegas que abren sus puertas y algunas las que disponen de un recoleto hotel rural. No podemos dejar de hablar del caso Viña Mein y de su visionario propietario, Javier Alen. Hace casi 25 años que este inquieto abogado y empresario apostó por el Ribeiro y el enoturismo de calidad. Embarcó con muy buen criterio y buenas coordenadas de navegación, a un grupo de amigos para crear lo que sería el referente del Ribeiro de autor, del Ribeiro Siglo XXI: Viña Meín. Un bello y recóndito pazo, rehabilitado con exquisito gusto como hotel rural y una bodega anexa. Todo ello en un precioso paraje rodeado de 16 ha de viñedos que miran al río Avia, muy cerca de San Clodio. Más cerca de San Clodio aún, es decir, justo al lado del Monasterio, casi pared con pared, tiene otro pequeño hotel rural, Doña Branca. Delicioso, exquisito y recoleto.

Y como lo que bien empieza bien termina, debemos finalizar nuestra ruta por el esta mágica zona con San Clodio. Pero esta vez vistiendo orgullosamente una etiqueta. La llegada hace algunos años a la zona del conocido director de cine José Luis Cuerda ha contribuido a incrementar el encanto de la misma. Eligió el corazón del Ribeiro, muy cerca del Monasterio de san Clodio,  tras el rodaje de uno de sus largometrajes, concretamente La Lengua de las Mariposas. Se enamoró perdidamente de este paisaje y creó su propia bodega y vino, Como no podía ser menos, su marca es SanClodio y su vino es uno de los referentes de calidad de la zona.

Entonemos un canto por este santo que tanto juego ha dado y seguirá dando al Ribeiro de todos los tiempos. ¡¡¡Y que viva San Clodio bendito!!!

Articulos recomendados

Comentarios