Cata vertical de Finca Garbet (2001-2009)

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Esta tierra nació con y para el viñedo, el olivar y el trigo hace más de dos mil años. Ahora, con esfuerzos como los de Perelada y su enólogo jefe, Delfí Sanahuja, la historia del Mediterráneo renace en ella y se puede beber y sentir en una botella.

Se trata de un viñedo joven (1997), plantado en sus inicios con syrah y cabernet sauvignon, cuya primera cosecha con el nombre de la cala Garbet en la etiqueta es de 2001. Todos los ensamblajes de Finca Garbet (hasta el 2009, último que probamos en esta primera vertical de Selectus Wines) llevan syrah y caberbet sauvignon y sólo dos de ellas (2005 y 2007) son monovarietales de syrah. El resto de variedades de la finca (hasta las 12,5 Ha), merlot, cabernet franc y garnacha del país, van a otros vinos de Perelada.

Finca Garbet tiene características que la hacen única y, al mismo tiempo, muy compleja para la viticultura. A Delfí Sanahuja, comparando Garbet con los viñedos de Ribeira Sacra, Priorat y Mosela, le gusta llamarla “heroica”. Y lo es... La finca tiene un desnivel de 100 msnm (de 30 a 130); contiene cuatro montes que marcan muchas orientaciones en los viñedos y todas las influencias posibles, tanto del mar (siempre presente, bien con la marinada, bien como espejo de la luz mediterránea, que acelera mucho la fotosíntesis de las cepas), como de la tramontana; cuando ésta sopla (y puede llegar a hacerlo a unos escalofriantes 140 km/h), la humedad baja al 30% y el estrés hídrico de las plantas está servido; cuando sopla de mar (normalmente garbinada), la humedad puede superar el 90%; la diferencia de grado potencial entre las uvas de la parte más baja y las más altas puede ser de 1ºC; y, para rematar, el viñedo se asienta casi sobre la roca madre de licorella, que tuvo que ser rota parcialmente en su día para poder plantar.

El proceso de selección de la uva es exhaustivo, en planta y en bodega; las microvinificaciones de cada orientación, cada tipo de uva, cada momento de maduración son la regla de oro de Garbet; los períodos de maceración son cada vez más cortos y los de afinación en barricas francesas varían en función de la añada pero pueden llegar hasta los 18 meses. Las levaduras son seleccionadas pero no hay filtración ni clarificación para intentar que la esencia de la añada y las características de las uvas en su paisaje lleguen con la máxima pureza al amante de los vinos que expresan mediterraneidad.

Las añadas que bebimos en esta primera vertical son las disponibles en el mercado (2001, 2003, 2004, 2005, 2006 y 2007: en Finca Garbet sólo se embotellan las añadas que se consideran excepcionales), más la última, que reposa todavía en la bodega (2009: otra de las características importantes de este vino es que de la bodega sólo sale cuando consideran que está a punto). Éstas fueron mis impresiones, muy dominadas por los elementos del paisaje que tengo la fortuna de haber pisado, visto y olido con intensidad.

Finca Garbet 2001

85% syrah y 15 cabernet sauvignon. 15,6%.

Fuego. Es ya un vino reposado: ha perdido la intensidad de los primeros años y conserva la sabiduría del buen envejecimiento. El fuego y el grado del principio se han convertido en amable rescoldo. Ciruela pasa y frambuesa. Pimienta roja. Cálido. Algarroba. Chocolate a la taza con agua. El mar se deja sentir, la pizarra también. Ha llegado a su momento culminante.

Finca Garbet 2003

85% syrah y 15% cabernet sauvignon. 14,8%.

Tierra. Caramelo de violetas. Buqué garní. Densidad. Boca extraordinaria. Hojarasca en el suelo de otoño. Zarzamora madura. Regaliz de palo y, con las horas, regaliz negra. La licorella ferruginosa está muy presente y el humus y la tierra estresada (2003, año de tremendas temperaturas) se notan en la uva. El vino está entero, con todo, y muestra como ningún otro el perfil más telúrico de la finca.

Finca Garbet 2004

60% cabernet sauvignon y 40% syrah. 14,5%.

En una añada fresca y más por el contraste con 2003, el cabernet sauvignon se mostró pletórico y domina este ensamblaje único. Recuerdos de los Château Palmer “hermitagés”: el syrah que viajaba del Ródano a Burdeos para darle agilidad, tersura y fragancia al cabernet sauvignon. Así es este vino. Un clásico con una intensidad discreta. Viento. Pimientos verdes a la brasa. Cerezas con alcohol. Austeridad. Tánico con elegancia. Llena la boca y todos los sentidos sin hacer ruido.

Finca Garbet 2005

100% syrah. 14,1%.

El primer monovarietal de syrah de Finca Garbet. Fluye por nariz y paladar como agua de la fuente. En otra añada fresca, el matiz salino aumenta. Agua. Romero. Cerezas y frescura. Viveza. Aceitunas muertas de Aragón. Pimienta negra. Por supuesto, es el más syrah de todos pero también el que transmite mejor la parte aérea, luminosa y marina de la finca. Fue apasionante poder comparar este 2005 con 2003 y 2007. Las tres añadas marcan, a mi entender, el perfil más completo del vino de este viñedo único.

Finca Garbet 2006

90% syrah y 10% cabernet sauvignon. 14,6%.

Viento y tierra. Sin duda, es el más botánico de todos. Hierbas del monte que todo lo curan. Explosión de aromas. Quina. Algarroba. Flores en la maquia. Poderoso y amo de todos los olfatos. Buqué garni con laurel. Aguja de pino. Fuerte humedad, lluvia bien caída y rachas de tramontana ligeras, transportaron el bosque al viñedo. Una añada especial.

Finca Garbet 2007

100% syrah. 14,6%.

Tierra. Para mí, con 2003 y 2005, permite hacer el “retrato-robot” del alma de Garbet más cercano a lo que yo me imagino de la finca. Las plantas se adaptan, empiezan a conocer la tierra. Quien hace el vino conoce cada día mejor esa realidad: piedra y pizarra. Viento. Mucha sequedad: es bonito comparar con 2005 porque, siendo ambos monovarietales de syrah, recibieron la mitad de lluvia. Frugalidad, intensidad, concentración aquí. Hojas de tabaco al sol. Compota de tomate. Pura austeridad en boca. Raíces de la syrah. Jengibre y pimienta roja. Cerezas.

Finca Garbet 2009

60% syrah y 40% cabernet sauvignon. 15%.

Es el vino que está por hacer...todavía no ha salido al mercado y los taninos, tanto de la uva como de la barrica, andan trabajando con la botella, en la oscuridad, para encontrar su mejor punto de redondez y de madurez.  Tierra y aire. Es un vino intenso y de buena acidez. Cerezas. Algarrobos. Enorme fragancia. Frambuesa todavía. Tánico. Creo que tendrá buenísima evolución hacia una explosión de fruta matizada.

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