Sara Pérez: "La barrica pone un abrigo y maquilla el vino, la cerámica lo desnuda"

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Mas Martinet es una de las bodegas que luchó para defender la DO Priorat en sus inicios y que contribuyó a otorgarle el prestigio que tiene hoy en día. La aventura la inició Josep Lluís Pérez y en 1996 pasaría el testigo a su hija Sara Pérez, que haría de la ecología la bandera de los vinos de la bodega. 

La historia y las diferentes etapas del Priorat se transmiten en sus vinos, trabajando con sus variedades autóctonas y en los elevados costers para no perder la historia y la tradición de una de las más reconocidas zonas vinícolas de Catalunya.

Sara Pérez entre los viñedos de Mas Martinet

El diálogo con la naturaleza

Sara Pérez nos acoge con amabilidad y nos guía por entre los viñedos explicándonos la historia de las más de 6 hectáreas de Clos Martinet. Desde el año 2000 trabajan exclusivamente con ecológico, una decisión personal para trasladar su manera de ver y entender la vida a la cosecha, la vendimia y la elaboración del vino. Un ejemplo de ello son los nuevos terrenos que trabajan siguiendo las líneas del agua: “estos corredores biológicos nos permiten adaptarnos a la naturaleza y tener en cuenta sus fuerzas”.

En Mas Martinet es vital la cultura de trabajar el viñedo de manera natural, y así nos lo explica Sara Pérez: “es importante entablar un diálogo con la naturaleza, no forzarla y no trabajar en su contra, resulta vital establecer sinergias porque la hacemos más productiva. Tenemos que remar en la misma dirección que la naturaleza”.

El salto al ecológico

La primera añada de vinos de Mas Martinet salió en 1989 y en el año 2000 se hizo el salto al ecológico, un trabajo durísimo, según Sara Pérez. El paso a la agricultura ecológica requiere de paciencia y de mucho trabajo, “es como cuando alguien deja de fumar, que al principio tose y parece que se encuentre peor, pero después mejora muchísimo”.

Según la encargada de la bodega, el trabajo en ecológico ha sido “un cambio favorable porque los vinos han ganado frescor y elegancia”. A pesar de una transición dura, los resultados son ya tangibles, para Pérez “en 2011 y 2012 ya tuvimos unos vinos fantásticos y hemos empezado un 2013 ¡increíble!”.

Sara Pérez, de Mas Martinet

Ecología: de la paja a las ánforas

Sara Pérez, de Mas MartinetLa licorella es un tipo de suelo que absorbe demasiado el calor y para solventar el problema de un suelo demasiado cálido, en Mas Martinet probaron varias ideas hasta que en 2011 colocaron paja en el suelo: “buscamos la maduración plena de la uva, no que se cueza y con la paja descubrimos que los bancos donde la poníamos estaban a 27 grados y los que no a 42 grados”. En 2012 los viñedos de Mas Martinet aparecieron cubiertos de paja.

El trabajo en bodega también está firmado por el concepto de la ecología. Nos reciben unas grandes tinajas de cemento y también algunas ánforas de cerámica que confiesan estar apenas descubriendo. Sara Pérez tiene clara la elección del material: “la barrica es como si pones un abrigo y maquillas el vino, con la cerámica la sensación es que lo desnudas, para mi es el puente de conexión ideal con el terroir”. Antes del cemento trabajaban con inox, pero eso suponía demasiado control para la propietaria, que afirma disfrutar mucho más con el cemento: “me gusta porque los vinos se adelgazan y se alargan”.

La barrica es como si pones un abrigo y maquillas el vino, con la cerámica la sensación es que lo desnudas

Ánforas de cerámica para madurar el vinoLa bodega trabaja con levaduras salvajes: “habitualmente los azúcares pasan a alcohol en 7 días, lo que desprende mucho calor y CO2, pero con la levadura salvaje se tardan 32 días, así que hay menos presión de CO2 y no tengo picos de temperatura”, nos explica Pérez.

La vendimia de los vinos se hace conjunta, intentando juntar los ciclos. Al hacer la vendimia a la vez no se conocen a la exactitud los porcentajes de variedades en cada vino, pero para Sara Pérez no es un problema: “los porcentajes de variedades no son importantes, lo importante es lo que el vino transmite”.

El concepto de la ecología se exporta también a la energía que les alimenta, puesto que disponen de placas solares y generadores, lo que limita los recursos energéticos, que se tienen que optimizar al máximo.

El Priorat: historia en los vinos

“La DO no es restrictiva, en el Priorat puedes hacer lo que quieras, siempre ha sido permisiva y tolerante”, así describe Sara Pérez una DO que ha ido ganando adeptos con los años pero que tuvo un complicado inicio: “al principio la DO Priorat no la quería nadie, pero la hemos remontado, fue como resucitar a un dinosaurio”.

En Mas Martinet respetan la historia de la tierra y cada una de las etapas que ha pasado, desde la época anterior a la durísima filoxera hasta el auge de los vinos del Priorat. Cada una de estas etapas se quiere reflejar en sus vinos, que nacen en viñedos escarpados o suelos esponjosos o en las alturas. Escurçons, Passeroles y Clos Martinet transmiten tres momentos históricos y tres maneras de hacer el vino para “mostrar, así, la gran variedad del Priorat y respetar y homenajear el pasado para dejar una puerta abierta a nuevos proyectos”, explica Sara Pérez.

Los vinos de Mas Martinet son reflejo de una manera de hacer, de un respeto por el entorno y el contacto con la naturaleza. Ahora la bodega apuesta por los vinos viejos, puesto que “nuestros vinos envejecen muy bien, incluso ahora abro uno de 1990 y me pongo a llorar porque está perfecto”.

Escurçons: 100 años después

Botellas en Mas MartinetAcompañados de Sara Pérez llegamos al viñedo Escurçons, una parcela histórica que fue mítica en la época anterior a la filoxera. Cuando la bodega adquirió el terreno, fue un señor mayor el que les explicó qué había plantado y como trabajaban el viñedo escarpado en las alturas. La herencia de la voz de ese señor que había labrado esa tierra fue el testimonio y la semilla para respetar un terreno y hacerlo renacer como en su pasado. Nadie había replantado el terreno desde hacía 100 años.

En 1999 plantaron y en 2006 se hizo la primera vinificación. “Esto no es Priorat”, se dijo Sara Pérez al probarlo, “claro, según los referentes que tenía del Priorat en ese momento. Escurçons es un vino cálido, no es un vino de altura, lo sientes como el terreno: sube de abajo hacia arriba. Quisimos emular la historia del viñedo y su producción antes de la filoxera, para mi ésta es la idea: transmitir lo que hace años alguien había hecho en este mismo terreno”.

En nuestro paseo por Escurçons Sara Pérez se emociona rememorando el pasado y concluye: ”el sueño sería poder vinificar aquí arriba, enterrar las ánforas en el suelo, echarle el vino y esperar.”

Web: http://masmartinet.com/

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