La D.O.Manzanilla celebra su 50 aniversario rodeada de grandes amigos

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El 15 de diciembre de 1964 se publicaba el Reglamento de la Denominación de Origen Manzanilla. Después de siglos de tradición en la elaboración de este vino tan singular, se oficializaba la protección jurídica y se establecían los protocolos necesarios para salvaguardar lo que se entiende por manzanilla y cómo se produce. Al cumplirse los 50 años de aquella publicación, el CRDO Manzanilla ha reunido en Sanlúcar de Barrameda a los mayores entendidos en este vino, incluyendo bodegueros, enólogos, representantes institucionales y de los medios de comunicación.

El acto oficial previo a la celebración, que ha sido conducido por el director del Consejo Regulador, César Saldaña, ha contado con las intervenciones de Beltrán Domecq, presidente de esta institución, el escritor sanluqueño Eduardo Mendicutti y el Alcalde del Ayuntamiento de Sanlúcar, Víctor Mora.

A continuación, pudieron degustarse más de 20 marcas de Manzanilla de la mano de enólogos de hasta una docena de bodegas sanluqueñas. Como acompañamiento, y poniendo de relieve el innegable vínculo de la Manzanilla con la cocina marinera, los platos más emblemáticos de seis destacados representantes de la mejor restauración de esta tierra: la sopa de galeras del Restaurante Casa Bigote, el arroz marinero del Restaurante Avante Claro, los chicharrones de atún de la Taberna Argüeso, los langostinos de Sanlúcar de Restaurante Poma, los chocos al pan frito del Restaurante Los Corrales y las tortillitas de camarones de Casa Balbino.

Todo un festival de gastronomía que no han querido perderse grandes amigos de la Manzanilla procedentes de toda España, entre ellos profesionales tan reconocidos como Pitu Roca, sumiller de El Celler de Can Roca, José Peñín

(Guía Peñín) o Andrés Proensa (Planeta Vino), entre muchos otros expertos.

En el transcurso de la gala del Auditorio de la Merced, Beltrán Domecq ha declarado: “La manzanilla es el resultado de un proceso de elaboración único y unas circunstancias geográficas específicas, es el vino de una localidad, Sanlúcar de Barrameda, y no puede criarse en ningún otro lugar. Por eso era tan importante acreditarlo no solamente con el peso de la tradición sino con la oficialidad de las leyes. Cuando se cumplen 50 años de este reconocimiento, era importante para nosotros celebrarlo con todos los que siguen protegiendo y enriqueciendo esta seña de identidad de nuestra tierra”.

Durante el evento se ha presentado el embotellado conmemorativo del 50 Aniversario, para el que se han seleccionado dos manzanillas: una fina y una pasada. Asimismo, se ha proyectado por primera vez la producción audiovisual creada para enfatizar el carácter único de la Manzanilla.

El aniversario se va de gira

La celebración continuará en 2015 con actividades que implicarán a la ciudad de Sevilla, principal mercado de la Manzanilla y escaparate de este vino a nivel mundial. Entre ellas destaca una gran muestra para profesionales en la que participarán todas las marcas de Manzanilla y que se celebrará en el mes de abril, coincidiendo con la campaña más importante del año para las bodegas sanluqueñas.

Por otra parte, Madrid, otra plaza fuerte para este vino, acogerá una cata magistral durante la cumbre gastronómica Madrid Fusión en la que participarán expertos de todo el territorio nacional.

Un vino único

La Manzanilla es un vino especial, fruto de siglos de sabiduría y de tradición bodeguera sanluqueña y también de unas condiciones climatológicas que sólo se dan en Sanlúcar de Barrameda.

Un cúmulo de factores especialísimos que le confieren una personalidad genuina y la diferencian del resto de vinos del Marco y, por supuesto, de cualquier vino del mundo.

Su crianza dinámica por el tradicional sistema de solera y criaderas, exclusivo de esta región vitivinícola, favorece la aparición del velo de flor, uno de los mayores patrimonios de la enología universal. Y es precisamente el velo de flor, ese manto de levaduras que cubre al vino e interactúa con él durante su envejecimiento, el responsable del carácter único que distingue a la Manzanilla. Un velo de flor muy particular, fruto de las condiciones climáticas excepcionales de la localidad costera de Sanlúcar de Barrameda, que aporta a este vino matices únicos.

La manzanilla, el vino de los buenos momentos

La Manzanilla, mundialmen¬te reconocida y excelente compañera de la gastrono¬mía es, además, el vino por excelencia para acompañar momentos de reunión y celebración.

Anualmente se comerciali¬zan más de 9 millones y me¬dio de botellas de Manzanilla (un 90% de ellas en el mer¬cado nacional) De ellas has¬ta un 36% se concentra en la campaña de primavera.

Especialmente significativo es el protagonismo que co¬bra en la primavera andalu¬za. Durante la temporada alta festiva en Andalucía, principalmente en mayo, y coincidiendo con las condi¬ciones climatológicas ópti¬mas para que el velo de flor muestre su máxima expre¬sión, las ventas de Manzanilla alcanzan su cenit. Sólo en la Feria de Abril de Sevilla se sirven cada año más de 12 millones de me¬dias botellas (el formato tradicional en este tipo de celebraciones).

La cifra pone de relieve la estrecha conexión que ha existido tradicionalmente entre Sanlúcar de Barrame¬da y Sevilla, conectadas lo¬gísticamente a través del río Guadalquivir y sentimental¬mente a través de una pa¬sión común: la Manzanilla. Las “sacas” de primavera de las bodegas sanluqueñas encuentran en la capital de Andalucía el momento y el lugar idóneo para ser dis¬frutadas en su plenitud.

Como vino que debe su identidad al mar, encuentra en él su perfecto compañero, pues no hay mejor armonía para pescados y mariscos, especialmente junto a platos marineros tradicionales de la cocina mediterránea.

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