La bodega ribereña VIRTUS estrena visitas de enoturismo.

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Desde este verano, la Ruta del Vino Ribera del Duero cuenta con un socio más, se adhiere Bodegas Virtus (Aldeyuso, en las inmediaciones de Peñafiel) que ofrece visitas con cata de sus vinos más exclusivos: Virtus Gran Reserva y El Sueco. 

Cualquier persona que realice el camino entre Peñafiel y Cuéllar seguro que reparará su atención en un gran caballo verde con sobrero rojo a su paso por el Pago de la Fuentecilla. Se trata de una gran estatua inspirada en Sultán de Beaufour, un caballo Silla Francés con el que Iñigo López de la Osa Escribano, propietario de la bodega, celebró numerosas victorias en alta competición de salto.

La obra ha sido creada por Eduardo del Fraile, un artista multidisciplinar que le pone alma a los objetos, y el simbólico equino también ha servido de inspiración para ilustrar los vinos de la gama Virtus. 

La visita de enoturismo a Virtus comienza con un paseo por el viñedo alrededor de la bodega, para, posteriormente entender cómo se elaboran los vinos. Se realiza una parada una de las salas más interesantes de la bodega, donde se está fraguando el proyecto Virtus Albillo Mayor, que se materializará en un gran vino blanco de guarda. 

En sala de crianza, donde afinan los tintos, los visitantes tendrán la oportunidad de probar vino directamente desde la barrica. 

Finalmente, será el momento de poner en valor todo lo visto en la bodega a través de la cata de tres referencias: El Sueco (Crianza), El Sueco Albillo Mayor y Virtus Gran Reserva, cuyas tres añadas en el mercado han logrado exitosas valoraciones internacionales. La degustación estará acompañada de una exquisita tapa que maridará a la perfección con los vinos.

El horario de visita es de lunes a sábado a las 11 y a las 17 h., y es preciso reservar con antelación a través de la web de la bodega.

Virtus, el caballo ganador de la Ribera del Duero

Bodegas Virtus nació de la historia de dos pasiones. La primera de ellas son los caballos. Don Mariano, militar de caballería, inculcó el amor y la admiración por estos animales a sus hijos y nietos desde niños.

La segunda pasión es el vino. En 1986, Paloma Escribano hizo realidad su sueño de crear una bodega en Ribera de Duero bajo su visionaria perspectiva de sostenibilidad y respeto por la materia prima, en ausencia de productos químicos. Esto le llevó a ser una de las primeras mujeres viticultoras en la región y pionera en liderar una bodega boutique. 

Con el castillo de Peñafiel como testigo, en un microclima formado por el Río Duratón y los cerros calizos que actúan como guardianes del duro clima continental, transcurre ésta historia que resurge para contar al mundo un bonito relato de larga tradición familiar.

De la vinculación entre el caballo y el vino surgió un matrimonio con cinco hijos, Iñigo López de la Osa Escribano tomó el relevo generacional de la bodega en 2012.

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