Milsetentayseis presenta su proyecto de interpretación de la Ribera del Duero.

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Pedro Ruiz y Patricia Benítez, directora técnica de Milsetentayseis, han sido los encargados de presentar ante la prensa el proyecto y sus principales referencias: Milsetentayseis Tinto 2018 y Milsetentayseis La Peña 2019, que saldrán al mercado en los próximos días. El nuevo proyecto de Alma Carraovejas en Fuentenebro busca reinterpretar la Ribera del Duero desde una de las zonas más singulares y con mayor altitud de la denominación

Milsetentayseis, la nueva apuesta de Alma Carraovejas en la Ribera del Duero, ha sido presentado en sociedad en un pequeño encuentro celebrado en Madrid con periodistas especializados del sector. Este nuevo proyecto interpreta una de las zonas más singulares de la denominación: Fuentenebro y su entorno. La localidad burgalesa destaca por su altitud (en torno a los mil metros), su clima extremo, sus suelos de extraordinaria riqueza mineral y una historia íntimamente ligada a la viticultura que se remonta en el tiempo.

El evento ha tenido lugar en el madrileño restaurante ‘Carbón Negro’ y ha reunido a un reducido número de periodistas del sector que han disfrutado de una cata y posterior comida en la que se han cumplido las máximas medidas de seguridad.

Pedro Ruiz y Patricia Benítez Los asistentes han podido catar en primicia ‘Milsetentayseis Tinto 2018’, primera añada de esta referencia que busca expresar el carácter del terruño de Fuentenebro; marcado por la altitud, la mineralidad de sus suelos y una viña capaz de mostrar una uva de extraordinaria expresividad. Junto a esta referencia, se ha presentado también la segunda añada de su rosado de parcela: ‘Milsetentayseis La Peña 2019’. Apenas 1.000 botellas que muestran el equilibrio y delicadeza de las variedades de esta pequeña parcela a los pies de la antigua mina de Fuentenebro. Además, todos los presentes han podido disfrutar de una cata de carácter didáctico en la que algunos de los suelos de la localidad han sido los protagonistas.

Tras más de tres años trabajando en este proyecto, Pedro Ruiz ha resaltado la ilusión de todo el equipo por interpretar la Ribera del Duero desde una de sus zonas más prometedoras. “Llegamos a Fuentenebro hace doce años. Cuando decidimos iniciar este proyecto ya teníamos un amplio conocimiento de la zona, pero Milsetentayseis ha supuesto el reto de expresar toda la singularidad que encontramos en este paisaje. Recuperar parcelas de viña vieja, trabajar con una viticultura extrema marcada por la altitud de sus viñedos y comprender la mineralidad de sus suelos han sido algunos de los desafíos que hoy podemos ver materializados en la presentación de esta primera añada de Milsetentayseis Tinto 2018”, ha comentado Pedro Ruiz durante el evento.

Después de la cata de estas referencias que verán la luz en los próximos días, todos los asistentes han podido disfrutar de un agradable almuerzo maridado con los vinos de Milsetentayseis; incluyendo varias referencias únicas y muestras de lo que serán los futuros vinos de las añadas 2019 y 2020. “Hoy os presentamos lo que para nosotros es la ‘vendimia 0’, esta añada 2018 es muy especial porque representa el aprendizaje: aterrizar en un terruño, comprenderlo e interpretarlo, esa es la esencia del proyecto”, explicaba Patricia Benítez, directora técnica de Milsetentayseis, durante la cata.

Milsetentayseis Tinto 2018, la expresión más pura de un paisaje de altura

La mezcla de la viña vieja, de más de cien años de antigüedad, con algunas nuevas parcelas que se convertirán en el viñedo viejo del futuro da lugar a este vino que muestra toda la singularidad de Fuentenebro. Elaborado minuciosamente por parcelas utilizando hormigón, madera y acero inoxidable; revela el carácter mineral de sus suelos de arcilla roja, cuarzo, feldespato y mica. Tras una crianza de 18 meses en fudres y barricas de roble francés de distintos usos y capacidades, sale al mercado la primera añada de esta referencia clave del proyecto.

Milsetentayseis La Peña 2019, la nueva añada del rosado de una viña única

Un vino con una marcada personalidad propia muestra la frescura y viveza de un rosado excepcionalmente serio y de una intensidad memorable. Con su origen en la parcela de La Peña, muestra el carácter de las cepas viejas de más de cien años y el equilibrio de las variedades de tempranillo y albillo. La fermentación y crianza en barricas de madera de 600 litros otorgan a este vino la complejidad y carnosidad que lo caracterizan.

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